El jueves 10 de agosto, se propagó en los medios la noticia de la detención de un chico, en casa de su madre, que se ponía bajo custodia policial, acusado de ‘violación acompañada de tortura o actos de barbarie’ después de violar y empalar a una mujer de 29 años en su casa de Cherburgo (Francia).
El culpable era Oumar Ndiaye, magrebí de 18 años. El joven ya tenía antecedentes por delitos sexuales y fue investigado por violar a su hermana pequeña de 12 años.
Sus vecinos vivían acobardados y estaban amedrentados por Oumar y sus amigos. Sus comentarios misóginos y su abuso de sustancias hacía que los vecinos vivieran con pánico y no quisieran ni cruzarse con él.
Según palabras de la propia víctima, a la cual tuvieron que inducirle un coma para evitar el dolor que sufría tras el ataque, un hombre al que había visto alguna vez, irrumpió en su domicilio hacia las 08:00, la golpeó una y otra vez en la cara y en el cuerpo, la violó y la empaló varias veces con el palo de una escoba.
Los médicos tuvieron que recibir ayuda psicológica después de tratarla y diagnosticarle perforación de útero, colon, intestino delgado, peritoneo, diafragma, colapso pulmonar y fracturas costales.
En un principio la noticia se emitió en los medios con la cara del acusado pixelada pero, días más tarde, medios franceses han decidido desvelar el rostro del violador para que todos puedan identificarle.
